Algunas marcas que me dejó Lumbrera, propuesta del grupo circular con interpretaciones de Yesica Natalia Paz Silvana Ibañez y dirección de Mariana Gorrieri
“…Estoy sentado al borde de un pozo profundo y dentro de él hay una mujer que intenta escapar de todo, incluso de ella misma, su cuerpo con cicatrices se mueve dentro… todo se hace dentro, hasta aquello que no se puede mover/nombrar, la luz del día proyecta cosas en el cuerpo de la mujer, algunos pájaros, quizá alguna rama de un árbol… es casi como un video… la mujer descubre que no le queda más remedio que abrazarse a la memoria y pegarse a la piel aquellos recuerdos como un ejercicio para que no se le escape el alma. Yo miro a la mujer, no hago nada, es lo mío un ejercicio morboso, a la vez intento descifrar la mejor puntada, no lo consigo… sigo espiando la intimidad de esas mujeres que se van descubriendo dentro del pozo que es la casa, el baño, la cocina, la cama, la memoria, la piel, la niñez, la soledad, el espejo… no puedo ayudar a la mujer.
… descubrí que yo también estoy herido… (sonrío)” Sergio Chazarreta.
El día de ayer fui al “Teatro la Casa” un espacio autogestivo, prolijo, versátil, amable y lleno de huellas, de historias; está ubicado apenas a unas cuadras del microcentro de Santiago del Estero, en el que se presentaba la obra Lumbrera del grupo Circular bajo la dirección de Mariana Gorrieri y con la interpretación de Yesica Paz y Silvana Ibáñez en el marco del Circuito de teatro Santiagueño.
Sobre eso escribiré, pero para nada pretende ser una crítica al trabajo Lumbrera, solo un ejercicio personal, un intento de conservar algunas memorias, imágenes, sensaciones, ideas, emociones y esas otras cosas indecibles que se hacen en el cuerpo y nos transforman mientras están sucediendo… o luego
Lumbrera es una Galería de sentidos, la humanidad de una, dos, tres o mas mujeres, poetizada mediante una dramaturgia que se expresa en movimientos, y que nos invita a pensar en una infinita posibilidad de desdoblamientos, como un caleidoscopio, como un recuerdo o como un sueño.
Gorrieri logra captar los sentidos y escarbarlos hasta hacerlos desaparecer, nos invita a dudar, nos presenta una paleta de oportunidades y caminos múltiples desde donde pensar, mirar y sentir el trabajo. Lumbrera a mi entender no presenta una única y posible lectura y ahí reside su complejidad y belleza, el trabajo puede naufragar y llegar a diferentes puertos y recibiremos de él la certeza de acuerdo al puerto en que nos encontremos a la vez que nos siembra una cantidad de posibilidades para atraparlo y que nos atrape. Lumbrera no tiene un inicio, no tiene un final incluso podría no terminar nunca y dejar al invitado que abandone la mesa cuando ya esté satisfecho, las interpretes seguirán eternamente danzando las marcas que fueron consiguiendo en la vida casi como un ritual para poder curarse hasta abandonar el pozo.
La musicalidad es otro mérito de este trabajo, con una fuerte presencia de ingresos y cortes abruptos, intensidades, los cuerpos por momentos percuten en el piso, cantan, contienen, gritan, entran en apneas interminables, son vulnerables, débiles, fuertes, estridentes, agiles, pesados… cada escena pareciera estar montada en una tónica corporal que es a la vez vehículo sonoro y canal hacia una emoción que se materializa en movimientos, coreografías, acciones ensambles y transiciones.
El cuerpo en esta obra no es un papel en blanco, es un relato lleno de relatos, los cuerpos de las intérpretes relatan historias, las suyas, las más próximas, y lo hacen de la forma que lo saben hacer: En movimiento
Al ser el suyo un relato en movimiento, debo también moverme yo, correrme de la idea, abandonar la comodidad, y permitirme ir hacia dentro; es el código que me plantean, aquel que acepto y me tiro a la pileta…. (pienso)… al movimiento hay que leerlo con el cuerpo (material e inmaterial)
Los cuerpos no son tratados como vehículos, sino como CUERPOS con toda la complejidad de lo que están hechos, entrenados pero sensibles, con pretensiones e incomodidades, con impulsos, vibrátiles, subordinados a un deseo, únicos, con posibilidades e imposibilidades, deseantes, sintientes, biológicos, culturales, históricos, VIVOS.
Y me quedo pensando ¿Cómo se muestran los testimonios? En pequeños movimientos, lentos, preciso, con cautela y esperanza, como quien intenta meter un hilo en una aguja, un hilo larguísimo que me obliga a mover el brazo, el cuerpo, la cabeza la columna, una contorsión que me impide respirar, y que me muestra que en esa apnea hay un nuevo sentido para danzar, y se hace danza, una extensa como el hilo, una corta como un suspiro …y aun así me pregunto ¿Cómo se muestran los testimonios? Como un grito que recién sale luego de años de estar contenido, como unos ojos que han perdido su encanto, con una música que se corta de repente, con aquel poeta que en algún momento me conquistó, con esa cosa chiquitita que se hace haciendo pero que dentro esconde todo un universo, con la destreza la técnica y el tiempo… ¿Cómo se muestra un testimonio? Haciendo, insistiendo en la cosa, y con respeto, con dedicación y con mucho hacer.
Puede Lumbrera describirse en su propio hacer, un teatro testimonial, honesto, puede leerse en ella incluso cuando un proceso personal se hace un proceso creativo y luego se materializa poesía- danza- teatro- imagen- arte. Gorrieri sabe poetizar la realidad, sabe llorar danza y hacer de esa danza un ejercicio para la vida. (puedo en este ejercicio de memoria tomarme las licencias incluso para sentir *aquí me quedo sin palabras y siento lo que ha quedado en mi cuerpo*)
Agradezco este trabajo, a sus intérpretes Yesica y Silvana por sus compartirnos sus historias, sus danzas, sus cuerpos, sus testimonios, A su directora Mariana por su apuesta al Arte aquí donde todo cuesta un poco más, por su convicción, su generosidad, su conocimiento, sensibilidad, y su testimonio y en cierto modo por poetizar aquello que a todes nos ha pasado o pasa en algún momento.
¡Esta obra es una lumbrera por donde ingresa buen aire!
¡Salud! ¡Felicidades!
Otras memorias:
La noche estaba fresca, la luna por la mitad, un permanente dolor en la cervical me incomodaba, olvide que detrás de la pared del teatro hay una afuera. Por momentos me fui hacia dentro y no vi lo que acontecía.
Sergio Chazarreta. 17/09/22