inaugurada ayer 22 de agosto en el Atelier Cultural de Ciudad de Banda, Av. Besares y Garay, La Banda – Santiago del estero, una exposición de obras de pequeño formato.
La muestra reúne obras de artistas de Chaco , Corrientes ,Formosa misiones, Tucumán, Santiago del estero.
curaduría de Mariana Aranda.
“El amor libre / tu nombre, el que soñaste”: estas frases, bordadas con hilos y afecto, configuran el corazón poético y político de la obra de Luciana Torres. No se trata solo de una composición visual, sino de un manifiesto íntimo, construido puntada a puntada, donde el lenguaje, el color y la forma se entrelazan para afirmar una identidad en resistencia y celebración.
El bordado, tradicionalmente vinculado al mundo doméstico y femenino, se resignifica aquí como una herramienta de militancia afectiva. En las manos de la artista, este medio adquiere un nuevo espesor simbólico: bordar es enunciar, es sostener con el cuerpo una declaración de amor propio y libertad identitaria.
La frase "tu nombre, el que soñaste" resuena profundamente en contextos de transición de género, renombramiento y autodefinición. Invoca el derecho —radical y tierno— de cada persona a nombrarse desde el deseo, no desde la norma. Es un gesto de soberanía simbólica: elegir el propio nombre es reescribir la narrativa del yo.
Los corazones bordados con los colores de las banderas LGBTQ+ y trans no son simples adornos; son símbolos de resistencia, afecto y visibilidad. Rodean la silueta de un rostro femenino de perfil —fuerte, introspectivo, ensoñado— que parece emerger de un paisaje interior, habitado por memoria, deseo y afirmación.
El uso de la técnica manual añade una dimensión táctil y amorosa. A diferencia de lo digital o lo impreso, el bordado exige tiempo, cercanía, repetición. Cada hilo traza una línea de cuidado, como si cada punto reafirmara: “el amor libre”, “el nombre soñado”, “los colores que me representan”.
Esta pieza bordada es, en su conjunto, un gesto político y poético. En ella se entretejen:
La libertad de amar y nombrarse desde el deseo propio.
La visibilidad y validación de las identidades diversas, muchas veces silenciadas.
La afirmación del cuerpo como territorio de tránsito, ensoñación y expresión.
Luciana Torres transforma el bordado en un acto de escritura encarnada. Su obra no solo se observa, se escucha con el tacto, se siente con el cuerpo. Y en ese gesto de ternura radical, abre espacio para otras voces, otros nombres, otros sueños.
Negra77
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